La parábola de hoy es, para mí, de las más sugerentes que tiene el Evangelio.
Pone sobre la mesa una realidad: todos somos distintos, únicos, irrepetibles. Pero cada uno tiene sus capacidades y tenemos también nuestras limitaciones.
Vamos a dejar hoy lo de las limitaciones que, sin embargo, están ahí, cada día y, aunque no nos guste reconocerlo, nos llevan a cometer errores y omisiones que nos debilitan un poco a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
Pero es muy importante hablar de nuestras cualidades, de aquellos dones que el Señor nos ha prestado para que los pongamos al servicio de los demás y contribuyan a un mundo más agradable, más humano y más fraterno.
Y ahí viene, a veces, el problema. Por una disculpa tonta y, la verdad, a veces recubierta bajo falsas humildades, no ponemos a producir los dones que Dios nos ha dado, al servicio de todos. Y tal y como pone el cartel de esta semana, nos podemos hacer la pregunta: Nuestros talentos, nuestras cualidades, ¿producen rentabilidad o los tenemos escondidos? Por su puesto, rentabilidades no monetarias, sino de realización personal, asistencia y ayuda a los demás, servicio y beneficio para toda la comunidad y, si me apuráis, para toda la humanidad.
Por eso, te invitamos, una vez más, a que reflexiones y descubras si las cualidades que tienes están produciendo buenos frutos o las tienes escondidas sólo para ti. Cuidado con la pereza, cuidado con la comodidad y el conformismo, que son auténticos peligros. Y no tengas miedo a destacar, si ese destacar, como dice San Pablo, es en ser el primero en el amor, en el servicio y en la disponibilidad, para aquello que se pueda necesitar de ti.
Hoy, mi comunicado es breve. Ya sabéis que os escribo desde la cama, inmovilizado, con una pierna extendida, pero con mucha ilusión, preparando ya el tiempo que se nos avecina de Adviento y de Navidad. Porque, junto con vosotros, queremos hacer realmente que nuestra comunidad parroquial, que nuestra comunidad cristiana siga creciendo y, por supuesto, celebre de la mejor manera posible las fiestas de Navidad.
Nada más, feliz domingo, feliz semana.
Un fuerte abrazo,
P. Manolo Barahona, msc
Párroco