Inicio de curso 2024-2025.
Hemos iniciado un curso pastoral que amanece como una nueva oportunidad que Dios nos da para seguir su llamada, para renovar nuestro compromiso con la misión que nos ha confiado y para abrirnos a las nuevas formas en que su Espíritu Santo quiere obrar entre nosotros. Al igual que el apóstol Pablo escribió en su carta a los Filipenses, olvidamos lo que queda atrás y nos lanzamos hacia lo que está por delante, corriendo hacia la meta para obtener el premio al cual nos llama Dios desde arriba en Cristo Jesús (cf. Flp 3, 13-14).
Este curso que comenzamos es una nueva oportunidad para caminar juntos formando un solo cuerpo en Cristo. La tarea que tenemos por delante requiere de todos, con nuestros dones, nuestras oraciones y nuestro amor mutuo. Como nos recuerda el apóstol Pedro, cada uno ha recibido un don especial y lo debemos poner al servicio de los demás como “buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pe 4,10). Esta verdad es la que inspira nuestro trabajo y nos mantiene unidos en la misión para ser luz en nuestro entorno y llevar el amor de Dios a quienes más lo necesitan.
En esta etapa queremos entrelazar varios elementos:
- Acompañar el proceso sinodal en el que se encuentra la Iglesia universal. Lo haremos con la oración, la participación, la reflexión y el seguimiento cordial de cuanto acontece.
- Vivir un Año Jubilar es una oportunidad para profundizar en la fe, participar más intensamente en los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía, y realizar obras de misericordia. El tema que el Papa Francisco ha propuesto para este Jubileo es “Peregrinos de Esperanza”. Subraya la importancia de la esperanza en la vida cristiana y nuestro papel como peregrinos en camino hacia la plenitud de la vida en Cristo.
- Continuar el camino pastoral que iniciamos el año pasado. Comenzamos tomando conciencia de nuestro bautismo y este curso nos detendremos en la vocación del laicado en la vida de la Iglesia como fruto de ese sacramento.
Estos son los elementos que iremos imbricando y que invito a ser tenidos en cuenta en toda la actividad pastoral de nuestra Archidiócesis.
Las vicarías, delegaciones, arciprestazgos, parroquias, movimientos y realidades eclesiales están invitadas a dialogar, ayudarse y acoger las líneas y las ofertas celebrativas y formativas que se desplieguen para todos. No pretenden ser muchas, pero sí animo a servirnos de ellas para ahondar en nuestro sentir con esta Iglesia que camina en Madrid.
+ José Cobo Cano
CARDENAL ARZOBISPO DE MADRID