La palaba ADVIENTO procede del latín adventus y significa “llegada”.
De ahí que en este tiempo la “llegada” sea doble. Por un lado, la de Dios, hecho hombre por nosotros, y, por otro, la nuestra: ¡tenemos que llegar al portal de Belén, como los pastores y los Reyes Magos, para adorarle y acompañarle!
Dios llega cada año, vuelve a nacer en Belén y en nuestros corazones cada Nochebuena. Por eso empezamos a contar ese tiempo que falta, preparamos durante el Adviento nuestros corazones, nuestras casas, nuestras parroquias y nuestras calles para celebrar su nacimiento. Porque Él nunca deja de “llegar”, de esperarnos en el pesebre.
Pero es importante que nosotros, por nuestra parte, “lleguemos” a Él. No se trata de esperar pasivamente su venida, sino de preparar ese recibimiento. La Virgen María y San José, los pastores y los Reyes Magos no esperaron tranquilamente su venida; se pusieron en camino para recibirlo.
¿Y cómo vamos a recibir, cómo vamos a “llegar” a Jesús este año de 2018? El Diccionario de la RAE define “Adviento” como “el tiempo litúrgico de preparación de la Navidad, en las cuatro semanas que la preceden”. Así que, adelante: “¡Preparados, listos, ya!”. Empecemos a correr para huir de la tentación de la rutina – ¡otra navidad – en minúscula – más!; saltemos los obstáculos que el consumismo nos propone, pero, sobre todo, lleguemos a nuestra meta: acunar y besar al Niño Dios en nuestros brazos, volver a sentir que es de oro nuestro corazón, porque también nosotros nos hacemos niños una noche más.
Y depende de nosotros decidir a dónde nos lleva esta Navidad. Podemos destapar cada ventana de los calendarios de Adviento solo por curiosidad y para ver qué sorpresa encontramos. O podemos prepararnos de todo corazón, intentando que cada uno de los días que falta para el 25 de diciembre nos haga ser mejores, prepare nuestra alma para recibirle con humildad y sencillez a nuestro Dios. Podemos esperar a que nos regalen o regalarnos a nosotros mismos, como hizo Jesús.
Podemos esperar su llegada con apatía o llegar a Él con ilusión. Depende de ti, depende de lo que hagas todos estos días, uno a uno, para avanzar, poco a poco, reto a reto, hacia Belén.