Hoy, con motivo de la Fiesta de Todos los Santos, me he permitido escribir una reflexión especial y, por ello, un poco más larga de lo habitual. Pero te ruego que encuentres un rato para leerla con calma.
Y, a la comunidad parroquial, ya que sois un “poco” santos: muchas felicidades.
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Estoy muy de acuerdo con el Papa Francisco en que no todos los santos están en el cielo. Que los hay muy cerquita de nosotros. Tal vez en ‘la puerta de al lado’.
Pero me da que este año la fiesta está un poco restringida. No sé muy bien cómo la van a celebrar en el cielo (nunca he podido viajar hasta allí). Tal vez estén algo preocupados y pendientes de nosotros (allí están nuestros seres queridos) y ello les impida gozar plenamente. Y como no podemos olvidarles, les saludamos, de aquí al cielo y les abrazamos con Jesús y Nuestra Señora.
Los que lo tenemos un poco más complicado somos los de por aquí abajo: los llamados a la santidad, que andamos peleando con el ‘bichito’, entre confinados y perimetrados. Los de la mascarilla y la distancia ‘asocial’. Los que no pueden dar un abrazo y hacen que se saludan con el ‘codo’.
Sí, hoy toca fiesta. Y como dice el subtítulo: “…y nosotros con estos pelos”. Esta expresión no hace referencia directa al que protege el cuero cabelludo. Es un chascarrillo español que viene a decir, que no estamos preparados para la ocasión.
Ya me gusta el Salmo: “Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor”. Me emociona saber que esos somos nosotros. Que nuestra Comunidad parroquial se encamina hacia el Señor. Y que eso no lo impide ni el ’19’ ese, ni la señora ‘alarma’, ni el ‘toque de queda’. Vamos juntos al Señor.
Y luego viene Juan (en su carta) y nos recuerda que “Somos Hijos de Dios” y que, por eso mismo, “Dios nos quiere un montón”.
Otro motivo para poder levantar un poco la mascarilla y celebrar la fiesta es lo que nos cuenta Mateo en el evangelio. Nos dice que dejemos de quejarnos y que ni Covid, ni políticos, ni normas y contra normas, pueden evitarnos ser felices si cumplimos las recomendaciones que Jesús nos dio desde el monte que llaman de las Bienaventuranzas.
Hace una semana Jesús nos hablaba de “un solo mandamiento”, aunque con dos caras de la moneda para que fuese completo. Hoy nos da ‘ocho consejos’. Y dicen, lo he oído y a veces casi experimentado, que con cumplir uno de verdad, los otros vienen seguidos. Jesús nos da ocho recomendaciones para ser SANTOS o, lo que es lo mismo, para ser FELICES.
Por eso, aunque estemos “con estos pelos” no podemos dejar de celebrar esta fiesta. El domingo, en la Eucaristía, los celebraremos a tope en comunidad.
Gracias a los que habéis llegado hasta el final. Gracias por estar aquí. Cerca. Por formar comunidad.
Un abrazo en el corazón de Cristo (sin mascarilla).
P. Manolo Barahona, msc
Párroco