Seguro que a través del medio por el que sigáis la misa de hoy, os ofrecerán unas reflexiones de la Palabra de Dios, más acertadas que las mías.  Pero a mí, me apetece compartir con vosotros, aunque sea a través de la tecnología.

Os echo mucho de menos. Yo no quiero ser párroco de un templo parroquial, por muy bonito y agradable que sea como este.  Sino compañero de camino de personas que quieren construir y vivir en una comunidad cristiana.

Y a hablar comunidad cristiana, nos ayudan las lecturas de hoy.

El evangelio, nos habla de la presencia del Jesus resucitado en medio de sus discípulos.

Una presencia que en esta narración de Juan destacan tres detalles.

  • El saludo: “PAZ A VOSOTROS” que será el propio del Resucitado.
  • La MISIÓN a cada uno de nosotros: “como el padre me ha enviado, así os envío yo a vosotros”
  • La promesa del ESPIRITU SANTO, como signo de su presencia entre nosotros

En el libro de los Hechos, se nos presenta el modelo de comunidad cristiana.  Y ese nuevo estilo de comunidad, es algo que me ha golpeado mucho en estos últimos 40 días.

Porque nos ha hecho sentir la debilidad de nuestras relaciones humanas, Nos juntamos a celebrar la Eucaristía, pero no hemos creado muchos lazos humanos, de amistad y fraternidad entre nosotros

Tenemos en común la fe. Pero sería importante que descubriéramos que la auténtica comunidad cristiana, abarca también otros muchos elementos.

En este mundo de la tecnología, donde desde los niños de 10 años, están en constante comunicación, nos hemos encontrado con que un imprevisto nos ha impedido acudir al templo y a raíz de ello, hemos quedado prácticamente incomunicados entre nosotros

Ya la primera carta de Pedro, nos recuerda que, pese a todo, la fuerza y esperanza de la fe, no nos va a evitar “padecer un poco en diversas pruebas” como esta que pasamos desde hace más de 30 días.

Una prueba que todos hemos padecido de una u otra manera y que sobre todo ha golpeado con fuerza en algunas familias de nuestra comunidad.

Vivamos pues este segundo domingo de Pascua, ya que NO puede ser con alegría plena, si al menos con tres sentimientos fuertes.

  • Primero: NUESTRA FE en Cristo Resucitado que nos lleva a creer y apostar por Él.
  • Segundo: NUESTRA ESPERANZA en que volverán los días en los que podamos sonreírnos y construir juntos un mundo mejor
  • Y tercero: NUESTRO DESEO de construir una verdadera comunidad cristiana, donde además de compartir la fe, colaboremos juntos en la construcción de un mundo mejor; seamos lo más solidarios posible con los hermanos más necesitados, y ¿por qué no?  gocemos de reunirnos a celebrar como comunidad.

Con este deseo me despido hoy de vosotros expresando mi cariño y cercanía, con la bendición que en nombre de Dios os imparto y envío:

QUE LA BENDICIÓN DEL DIOS BUENO, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, DESCIENDA SOBRE VOSOTROS VUESTRAS FAMILIAS, Y OS ACOMPAÑE SIEMPRE.  AMÉN

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