Si tuviéramos que resumir en una palabra el día que vivimos el pasado 13 de junio en la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Madrid, sería: GRACIAS.
GRACIAS a Nuestra Señora, ante cuyo auspicio, literalmente, corrimos, algunas personas caminaron, otras animaron y muchísimas colaboraron en la preparación.
Llevábamos mucho tiempo preparando nuestra ‘Milla Solidaria’. Una carrera con cuyas inscripciones y fila 0 buscábamos obtener fondos para sufragar un precioso proyecto: realizar un campamento de verano (‘Campamento solidario de Valdeteja‘) para niños de familias sin recursos en colaboración con Cáritas Diocesana de Madrid. Queremos que estos niños puedan salir de su entorno, en muchos casos complicado, durante unos días para disfrutar en la naturaleza, jugar y recibir la transmisión de valores de una forma lúdica.
La idea surgió al conocer que los Misioneros del Sagrado Corazón tienen un albergue en un lugar precioso de León, en Valdeteja. Nada más verlo, pensamos que había que organizar algo allí.
¡GRACIAS Manolo, nuestro párroco, por ofrecérnoslo y apoyarnos siempre!
¡Y nos pusimos manos a la obra! El entusiasmo con el que se fue uniendo todo aquel que conocía el proyecto, realmente nos emocionó: pedir permisos, venta de dorsales a la salida de misa, inscripciones para participar, donaciones, bar solidario, patrocinadores… cada uno aportaba lo que podía con absoluta disponibilidad y generosidad. Fuimos conociéndonos más, trabajando codo con codo…
¡GRACIAS a todos los que hicisteis posible la celebración de la carrera!
Fue gratificante recibir el apoyo tan entusiasta de nuestro párroco Manolo, de los demás MSC, de los voluntarios de Caritas, de todo el personal de la Parroquia, de los patrocinadores del barrio y lo mejor de todo: de toda la comunidad parroquial. Pequeños, mayores, sillitas de bebe, sillas de personas con movilidad reducida… ¡todos estuvieron en la carrera! Sí, realmente nos sentimos todos parte de algo que nos unía, y que ¡era de Dios!
No sabemos aún si habremos cubierto los gastos del campamento, pero conseguimos algo más grande: ¡hacer comunidad!
Esperamos que esto sólo sea el principio de un camino, en el que muchos vayan subiéndose al autobús de nuestra gran comunidad parroquial y seamos capaces de transmitirlo con alegría y confianza
GRACIAS Señor, porque cuando nos dejamos y nos llevas, nuestros planes cambian y nos sorprendes dándonos mucho más de lo que buscamos.